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La biodiversidad vegetal es clave para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de los agricultores familiares y su resiliencia frente a la crisis del COVID-19

La malnutrición es la principal causa de muerte y enfermedad a nivel mundial, especialmente en países en vías de desarrollo. Más de tres mil millones de hombres, mujeres y niños no pueden costearse una dieta saludable. La crisis causada por el COVID-19 ha empeorado aún más la inseguridad alimentaria y nutricional, en especial para los agricultores familiares quienes producen el 80% de la comida en el mundo.

La malnutrición sigue siendo unos de los mayores desafíos para la salud global, siendo las mujeres y niños sus víctimas más vulnerables y notorias. Poco después de declarar al COVID-19 como una pandemia global, el Informe de la Nutrición Mundial de 2020 concluyó que la malnutrición es la principal causa de muertes y enfermedades a nivel global. Efectivamente, la carga mundial de morbilidad se relaciona primordialmente con la dieta, ya que la falta de alimentos saludables y nutrientes es una parte crucial del riesgo de enfermedad. Como bien indica la publicación Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo de 2020, tres mil millones de personas no pueden costearse una dieta sana. Esto implica que el mundo no va por buen camino para cumplir sus metas de hambre cero.

La crisis causada por el COVID-19 ha empeorado la inseguridad alimentaria y nutricional, reduciendo el acceso a alimentos saludables alrededor del globo. Para el año 2022 esto podría traducirse en unas 168,000 muertes infantiles adicionales y 2.1 millones de casos adicionales de anemia materna en países con ingresos medios y bajos. La seguridad alimentaria no se puede lograr sin un acceso a nutrición adecuada en lo que concierne a proteínas, energía, vitaminas y minerales, para todos los miembros de la familia y en todo momento. La diversidad de plantas alimenticias existentes puede contribuir a reducir o incluso a acabar con la malnutrición y la escasez alimentaria al añadir diversidad y valor nutricional a la dieta de hombres, mujeres y niños. En Asia, se ha documentado que las plantas alimenticias silvestres son una fuente clave de vitaminas, minerales, metabolitos secundarios y aceites esenciales. En África, a las verduras de hoja se les llama “súper vegetales” por su potencial de contribuir a una mejor nutrición. Latinoamérica es hogar de “súper frutas” ricas en vitaminas y otros nutrientes importantes.

¿Cuáles son las mejores prácticas que han ayudado a los agricultores familiares en esta crisis? En el presente artículo, podrá leer sobre cómo los agricultores familiares de China, Nepal, Uganda, Zambia y Guatemala incrementaron su autosuficiencia usando plantas comestibles que crecen en su entorno. Consideramos que esto debe tomarse en cuenta en las políticas y la toma de decisiones relacionadas a las crisis alimentarias.

Encuentre el blog (en inglés) completo aquí:
Plant biodiversity is key to ensuring farmers’ food and nutrition security in response to the Covid-19 crisis | Oxfam International
o descargue la nota informativa escrita por Gisella Cruz-García y Bert Visser.

La biodiversidad vegetal es clave para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de los agricultores familiares y su resiliencia frente a la crisis del COVID-19
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